sábado, 22 de julio de 2017

Librerías de Viejo

© Mauricio Mo

Entrar a una librería de viejo es como sumergirse en una oleada de aromas a hongos, humedad, suciedad, papel en degradación, polvo, tinta, e incluso a orines de ratón. Y es que, al ingresar a una de esas añejas librerías que han ido acumulando durante décadas miles de ejemplares, al instante se siente el golpe de ese olor penetrante que en ocasiones llega a ser hasta insoportable. A este aroma lo llamo “Bibliofume” Pero esa envejecida fragancia que en ocasiones puede ser hasta agradable, no impide que sea toda una aventura el sumergirse en las ondeantes pilas de libros, columnas de variadas alturas, tan inestables que al intentar tomar algún ejemplar del medio, estas amenazan con venirse encima de uno, y cuando se tiene la fortuna de encontrar algún volumen largamente buscado, el buceo se transforma en el navegar contra corriente con el librero por conseguir el mejor precio posible. Finalmente se llega a tierra firme, emergiendo del mar de páginas, escapando del océano de letras, con un libro bajo el brazo y las manos apestosas y negras de polvo, buscando urgentemente un chorro de agua donde ahora si, sumergir las manos.

Juan Rulfo, LIBROS Y LIBREROS

Este es una breve, pero no menos interesante conversación entre Fernando Benítez y Juan Rulfo con respecto a los Libreros de Viejo, extraída del libro homenaje “Inframundo, el México de Juan Rulfo” Ediciones del Norte, México, 1983

(-Benítez- Háblame un poco de librerías y libreros.

-Rulfo- Se podría escribir una novela con los libreros de viejo. Si hay mafias de cuatreros de vacas en mi tierra hay también mafias de cuatreros de libros en la ciudad. Por la época en que Arreola, Alatorre, el Inca Juan Durand y yo incursionábamos por las librerías había un tipo dotado de una memoria visual prodigiosa. Le bastaba echar una ojeada a una biblioteca para localizar los ejemplares valiosos y cuando alguien le pedía uno de esos libros, se lo vendía por adelantado, luego iba a la biblioteca, dejaba varios libros en prenda del que se llevaba y durante varios meses desaparecía. Se llevaba lo mejor y dejaba la basura o simplemente se robaba los libros. Sus sacos, en apariencia normales, tenían grandes bolsas y podía incluso robarse diccionarios. Participaba en las almonedas del Monte de Piedad y pujaba para hacer rabiar a sus colegas y era un bibliógrafo consumado. Nadie logró saber nunca cómo se robaba los libros. Los Porrúa terminaron por correrlo. En realidad todos los libreros de viejo son ladrones y cada uno tiene una historia muy interesante.)

Librerías y Libreros de Viejo los hay de muchos tipos, desde ordenados y limpios hasta acumuladores y sucios, los hay interesados en el dinero y también los interesados en compartir el conocimiento con el que comercian, pero sin duda, de no ser por ellos, mucho de ese conocimiento ya se hubiera perdido en quemazones de herencias, comidos por insectos y hasta reciclados para fabricar cartón de ínfima calidad.

lunes, 17 de julio de 2017

Agustín Jiménez, Un fotógrafo conocido pero olvidado

Contemporáneo del maestro Manuel Álvarez Bravo y no menos creativo que él, fotógrafo dotado de un vanguardista talento, fue muy apreciado y muy publicado en las revistas ilustradas de su época tales como: Revistas de Revistas de Excelsior, Mexican Life, entre otras publicaciones, incluidos diarios y libros.

Jiménez se destacó desde el ya mítico episodio de la historia de la fotografía moderna de México, el concurso de arte al que convocó en 1931 la compañía cementera “La Tolteca” en el que Manuel Álvarez Bravo y Lola Álvarez Bravo consiguieron el primer y tercer lugar respectivamente, Jiménez se colocó en el segundo lugar, esto es claro ejemplo del tamaño de su talento, pero con todo eso, Jiménez el fotógrafo cayó en olvido, se dice que lo que motivó dicho olvido fue su incursión en la industria cinematográfica nacional, en la que también cosechó un gran éxito, al grado de que es comparado con Gabriel Figueroa, su ingreso a la industria cinematográfica como cinefotógrafo lo alejo de su fructífera carrera fotográfica.

En el rescate de su trabajo ya se han realizado exposiciones y han sido publicados varios libros y estudios sobre su obra, La revista Luna Cornea en su número 2 de 1993 le dedico un breve artículo, y la misma revista en su publicación número 8 de 1995 le dedica la portada publicando una de sus mejores imágenes, aquella llamada "El Hombre de la Rueda" publicada por primera vez en el número 1163 de la revista "Revista de Revistas de Excelsior el 28 de Agosto de 1932, de su época en dicha revista.

"El Hombre de la Rueda" publicado en "Revista de Revistas"
número 1163, el 28 de Agosto de 1932

Portada de "Luna Cornea # 8" 1995

Publicidad de "La Tolteca"  Aparecido en "Revista de Revistas"
número 1156, 10 de Julio de 1932

"Trabajo" publicado en "Revista de Revistas" 7 de Agosto de 1932

Portada del libro "Agustín Jiménez y La Vanguardia Fotográfica Mexicana"
De Carlos A. Córdoba, Editorial RM 2005
Portada ilustrada con "Ensayo óptico" imagen formada en base a "Trabajo"

Artículo publicado en "Revista de Revistas" número 1456 del 17 de abril de 1938, titulado "Filmando en Manzanillo". en el se ve a Agustín Jiménez posando delante de una cámara cinematográfica junto a la actriz María Luisa Zea, durante la filmación de "Aventurero del Mar" 



El pie de foto dice:
El cinefotógrafo Agustín Jiménez y la encantadora estrella María Luisa Zae posando para "Revista de Revistas" durante la filmación en Manzanillo.




Patricia Mendoza, fotógrafa mexicana, una cita.

"(...) La Imagen es el arma mas poderosa que existe, y (que) quien es creador, tiene que tener conciencia de ello".

Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=AVCUWLHU-FY

sábado, 15 de julio de 2017

Gráfica Mexicana, Ignacio Salas Artista Ilustrador

Hace tiempo que tengo este libro cuyo autor es Xavier Campos Ponce, que lleva por título “Esbozo Histórico de las Instituciones Políticas”. La portada en rustica está ilustrada con un tema de los derechos humanos, en ella se puede observar a un par de manos que representan a un personaje popular, campesino, obrero etc. en la acción de detener un puñal con el que otro par de manos, que representan al poder dominante, tratan de destruir un libro de los Derechos Humanos.

Me di a la tarea de buscar información acerca del artista que ilustró la portada investigado en la web, pero mi esfuerzo ha sido en infructuoso, ya que no he encontrado nada al respecto. El libro fue impreso en México en el año de 1965 en los Talleres Tipográficos de Carlos Gómez de la ciudad de México, y editado por “Ediciones Xavier Campos Ponce” ó J. C. P.


De cualquier manera, la portada se me hace muy bien lograda, su impresión creo que fue realizada con placa tipográfica a cliché, ya que el papel grueso del encuadernado muestra claras marcas de dicho proceso, el interior del libro fue realizado con el sistema de impresión “offset”




miércoles, 12 de julio de 2017

Goethe y el arte, una cita

"El Arte es un interprete de lo inexpresable y, en consecuencia, parece tonto tratar de comunicar nuevamente su significado por medio de palabras"
-Johann Wolfgang von Goethe-

Citado por Edwar Weston y tomado de "Luna Cornea" N° 1 pag. 63
                                                    

martes, 11 de julio de 2017

Cuartoscuro Concurso "El Tiempo" comentario

La revista de fotografía "Cuartoscuro" convocó a participar al concurso de fotografía titulado "El Tiempo" y de la cual tuve el honor de ser elegido como finalista. El ganador fue Sergio Limón Léycegui, con su fotografía titulada "Memoria Fotográfica" Felicidades a él y a Daniel Ramos Martínez quien obtuvo el segundo lugar y a Gloriangela Hernández Sainz por su tercer lugar.

Mi comentario acerca del concurso “El Tiempo” convocado por la revista “Cuartoscuro”

El representar cualquier tema requerido por un concurso de fotografía no es tan complicado, lo difícil es lograr transmitir al espectador (jurado calificador) la visión muy personal que pueda tener cada fotógrafo sobre el tema en cuestión. El resultado de todo concurso depende del consenso resultante de los jurados, según el acuerdo al que lleguen, pero sujeto al criterio personal de cada uno y soportado en y por las bases del concurso mismo. He revisado una y otra vez, tanto las fotografías ganadoras como también las fotografías finalistas que se publicaron en la revisa como resultado de dicho concurso, desafortunadamente por cuestiones de espacio en la publicación y lo entiendo, no es posible el apreciar las series completas seleccionadas para así intentar comprender más fondo el propósito de cada fotógrafo, claro está que eso desde mi muy personal punto de vista. Aun así, me ha gustado la fotografía ganadora, creo que la he leído y comprendido, nuevamente felicidades a Sergio Limón Léycegui.

Todos los concursos presentan por fuerza muy diversas facetas, y por eso se me hizo muy interesante la pequeña polémica que desato el resultado con las fotografías seleccionadas tanto finalistas como ganadoras, porque, al parecer, todos los concursantes que se quejaron merecían ser ganadores, ¿Por qué? Pareciera que el fotógrafo de hoy cree que lo sabe todo o que tiene la fórmula para resolver la comunicación visual con imágenes “novedosas”, de tal manera que es mejor que todos los demás, hubo concursantes que dicen que su trabajo es mejor que el ganador, incluso un fotógrafo se autodescalificó como ganador de un concurso pasado con tal de justificar su propuesta actual, quizás las fotografías presentadas por los quejosos si sean muy buenas, pero no entiendo eso, ¿en que basan todos su dicho?  Será que se esforzaron en lograr imágenes muy pensadas y perfectas, o, quizás se basaron exactamente en las directrices dictadas por el concurso, y se sienten defraudados, o, se ciñeron fielmente a las reglas “dogmáticas” de la fotografía. De que sirve una imagen, como me dijo una vez la maestra Vida Yovanovich “PERFECTITA” si esa imagen no dice nada. En fotografía no hay nada nuevo y todo es cliché, saber ilustrar atinadamente un tema propuesto no por fuerza es un trabajo ganador, no, un trabajo ganador es el que conmueve, el que toca fibras sensibles del espectador, el que logra quedarse en la memoria y no muere precisamente con “El Tiempo”. Y es el tiempo mismo, desde que se inventó el arte de la fotografía, el que nos ha venido decantando las imágenes ganadoras, que son todas aquellas fotografías tanto de autores anónimos como conocidos que han logrado permanecer, son esas imágenes que traspasan generaciones y se gravan en la memoria del colectivo social, imágenes que son inolvidables, incluidas fotografías mal expuestas, borrosas, con grano y sin composición, sin importar regla alguna, pero eso si, con una GRAN ALMA.


Felicidades a Cuartoscuro.